DE ACTUALIDAD

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Una nueva manera de hacer guerras.

 

Ya no hay cañonazos, sino desobediencias.

Ya no hay trincheras, sino papeles, discursos sin cuartel

Ya no hay asaltos, sino sonrisas, visitas, palabras, mentiras, y más mentiras.

Ya no hay treguas, sino paraguas para tapar lo que hay que tapar, la corrupción, el envío de dinero al extranjero, el aprovecharse de un sillón para hacer de una confianza cuyo objeto es el bien común, la única finalidad es el enriquecimiento personal a costa de muchos que se levantan todos los días con el único objeto de ganar su pan honradamente.

Hay unos señores y señoras, claro, que cobran de lo que todos los españoles pagamos un sueldo por estar un semicírculo llamado Las Cortes. Este foro es el artífice de unas bases de convivencia que todos ellos han pactado, o pactaron en su día. Algunos piensan que ya no es lo que era, que hay que cambiarlo, no porque haya que cambiarlo, sino porque sus zapatos están manchados de mucho barro, ni con betún lo pueden quitar. Claro, para quitarlo hay que irse sin pagar, ¿pagar? Claro, no pagan, pero sí cobran,  y cobran lo que unos digamos 50 millones de personas, más o menos les sustentan, a pesar de ello, ellos ya no tiran tiros, ni se atrincheran, ni asaltan las calles, bueno sí las asaltan con su verborrea.

Lo que no dicen es que si se van lo que les va a pasar. ¿Quién va a pagar los platos rotos? Los más débiles, los que no se han llenado los bolsillos llevando un dinero para mejorar el paro, por ejemplo, a paraísos fiscales, no muy lejanos.

Mi amigo Manuel José de Larra escribía “En este país”, claro, con mucha ironía lo escribía, pero también decía, menos “en este país” y más, a Dios rogando y con el mazo dando”.

Señoras y Señores desencantados, sigan con sus desencantos, yo no les sigo, no les creo nada, solo pido que esta institución que data de ya del siglo XV, no es vieja, no, porque ha sufrido mucho, ha costado mucha sangre, ha tenido glorias, y menos glorias, esta institución sigue en pie a pesar de que personas desencantadas como ustedes la quieran tumbar. No lo van a lograr, lo siento por ustedes.